“…
El arte del acecho consiste en aprender todas las peculiaridades de tu disfraz, y aprenderlas tan bien que nadie sepa que estás disfrazado. Para conseguirlo, necesitas ser despiadado, astuto, paciente y dulce.
Ser despiadado no significa aspereza, astucia no significa crueldad, ser paciente no significa negligencia y ser dulce no significa estupidez.
Los guerreros actúan con un propósito ulterior que no tiene nada que ver con el provecho personal. El hombre corriente sólo actúa si hay posibilidad de ganancia. Los guerreros no actúan por ganancia, sino por el espíritu.
Los chamanes videntes de la antigüedad advirtieron, gracias a su capacidad de ver, que cualquier comportamiento inusual producía un temblor en el punto de encaje. Enseguida descubrieron que si el comportamiento inusual se practica sistemáticamente y se dirige con sabiduría, acaba forzando al punto de encaje a moverse.
El conocimiento silencioso no es sino el contacto directo con el intento.
El chamanismo es un viaje de regreso. Un guerrero regresa victorioso al espíritu tras haber descendido al infierno. Y del infierno regresa con trofeos. La comprensión es uno de sus trofeos.
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Citas de “El conocimiento silencioso”
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