05 octubre, 2016

Tramo 95.



“…
Estaba en Sonora, en casa de don Juan, profundamente dormido sobre mi cama, cuando me despertó. Me había quedado despierto casi toda la noche reflexionando sobre algunos conceptos que me había estado explicando.
‑Ya has descansado bastante ‑me dijo con firme­za, casi bruscamente sacudiéndome por los hombros­-. No le des rienda suelta al cansancio. Tu cansancio, más que cansancio, es el deseo de no fastidiarte. Hay algo en ti que se ofende al sentirse fastidiado. Pero es sumamen­te importante que exacerbes esa parte de ti hasta que se desmorone. Vamos a hacer una caminata.
Don Juan tenía razón. Había algo en mí que se ofendía inmensamente al sentirse fastidiado. Quería dormir du­rante días y no pensar más en los conceptos chamánicos de don Juan. Totalmente contra mi voluntad, me levanté y lo seguí.
…”

(el lado activo del infinito, carlos castaneda, 1999)



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